Te diré que me parece un artículo desafortunado, por decir lo menos. Hay cosas que son innegables, y hay cosas que están medio politizadas en el artículo.

Perú, creo yo, ha hecho lo que tenía que hacer. Sabía que la situación del sistema de salud era horrorosa; entonces cerró todo. Sabía que eso iba a afectar a los más pobres; entonces les dio dinero gratuito (tres bonos cuando menos). Sabía que las empresas no iban a resistir tanto tiempo paradas; entonces les permitió usar la figura legal de la «suspensión perfecta de labores» para que los empleadores puedan dejar de tener pesadillas sobre de dónde iban a pagar sus sueldos y los empleados puedan hacer uso de los fondos que por ley les corresponden ante un cese laboral (CTS y fondos de pensiones por desempleo). Lo que ha hecho el gobierno, si bien no es perfecto, está muy bien.

La periodista acusa al gobierno de proteger con esas medidas a los grandes empresarios en una economía que es 70% informal, pero no señala a los informales en ningún momento ni les responsabiliza de su preferencia por ser informales, a sabiendas de que eso disminuía sus derechos y sus beneficios.

El pensamiento del informal es «¿por qué debería yo ir al notario a constituir mi empresa, inscribirme en los registros públicos, pagar impuestos, darle bono de navidad a mis empleados, aportar a los fondos de jubilación y al seguro universal de salud, cuando me basta con pararme en una esquina a vender botellas de aguas gaseosas en medio del verano?» ¿Crees que los vendedores informales y ambulantes en Perú son pobres? ¡Ganan más que un empleado formal! Un trabajador de la calle gana entre 60 y 80 soles diarios (2100 soles mensuales, asumiendo un promedio de 70); un empleado formal (por ejemplo, un dependiente de tienda) gana entre 1200 y 1500 soles. Crear una empresa en Perú cuesta menos de 400 soles e incluso hay organizaciones no gubernamentales que te ayudan gratuitamente a realizar todos los trámites correctamente.

No se formalizaron porque no quisieron; y ahora, que no pueden trabajar en la calle, sufren.

Cierto, el caso peruano no tiene nada de paradójico. Los peruanos vivimos pensando que la ley sobre el criterio y el criterio sobre la ley. Mucha gente se contagia en los mercados y en los medios de transporte público. Es ahí donde se toman las pruebas de descarte ahora, por eso el número ha ido aumentando. ¿Qué hacen detectando «coronados» ahí? ¡Mandarlos a su casa para que eviten contagiar al resto e inicien su tratamiento cuanto antes!

Sí, varios peruanos se zurraron en la orden de quedarse en casa y se contagiaron por ir a comprarse unas cervezas. No negaré eso. Pero, a pesar de todo, entre los países que pasaron de los 100 mil contagios acumulados (no simultáneos) de Covid19, Perú es uno de los que tiene menos muertes y uno de los mejores planes de reactivación económica cuando todo esto termine.

Sí, ha habido unas pocas localidades en la que los hospitales se vieron rebalsados, pero fueron muy pocos y rápidamente se tomaron las medidas para combatirlo. Nada es perfecto, pero se avanza.

En Perú muy a menudo se dice que el peor enemigo de un peruano es otro peruano. Leer ese artículo me hizo recordar mucho a esa frase.