Vaya por delante que no os deseo a nadie que tengais depresión, y afirmo que si no habeis tenido una depresión de verdad (no estar triste; estar deprimindo) no entenderéis prácticamente nada de lo que digo y lo que se cuenta en el artículo (aunque creáis que sí).

Llevo unos años con depresión y ansiedad diagnosticadas, tomando medicación, dejándola, volviéndola a tomar,... siempre bajo supervisión médica y si hablo con otra persona con depresión lo único que puedo hacer es hacerme una idea de por lo que debe estar pasando (porque no lo sé), escuchar y compartir algunas estrategias que he aprendido a lo largo de estos años acerca de cómo enfrentarse a la depresión.

La primera vez que me diagnosticaron depresión ni me lo esperaba (creía que tenía astenia primaveral, ya que estaba muy cansado), pero creo que el diagnóstico fue correcto (me puse a llorar como una magdalena cuando el médico me dijo que creía que lo que yo tenía era una depresión). La segunda vez tenía, además, ansiedad y acudí al médico a solicitar medicación teniendo claro que NO es la solución, pero hay momentos en que hay que tomarla porque no regulas la química de tu cerebro con fuerza de voluntad. Necesitas que esa química esté a un nivel medianamente normal para poder volver a tener ánimos para seguir con tu vida (con o sin cambios). El problema viene es que muchas veces esa medicación te droga y te anula, y aprendí a base de experiencia a decirle al médico si tomaba tal medicamento o no (por los efectos secundarios y si me dejaba llevar una vida normal, no de yonki).

Tras varias recaídas, en la que me encuentro ahora dejé los antidepresivos hace un par de meses (repito, bajo supervisión médica - es fundamental) y mantengo los ansioliticos que me recetaron hace algo más de un año por dos razones: Me permiten dormir, y no llego a la noche con dolor de dientes de tanto apretar la mandíbula inconscientemente durante todo el día.

Llevo tiempo planteándome que lo que tengo es una crisis existencial, en la que nada de lo que esta sociedad enferma ofrece me ilusiona, y eso no se arregla con medicación; se arregla haciendo cosas, pero veo el estado actual (y futuro) del mundo tan negro que no me ilusiona nada lo suficiente para hacer el esfuerzo. Pienso que una sociedad enferma (como ésta) produce indivíduos enfermos. Además hay aspectos de mi personalidad que no ayudan (tengo un carácter muy rígido y soy un tipo solitario, por ejemplo).

Viene todo ésto a cuenta de este excelente (en mi opinión) artículo, a pesar de que no veo el programa (leí otra crítica/crónica del programa en cuestión la semana posterior a su emisión):

Por qué no aplaudo el programa de ‘Salvados’ sobre depresión 

Meme de Marta Plaza